Todos hablan que en este Mundial se marcará un récord de goles. Que Brasil será la meca de los delanteros porque se cansarán de festejar los tantos. Pero nadie dice que esta tendencia se debe a los horrores defensivos que se cometen partido tras partido.
En la FIFA están chochos. Hablan de que el espectáculo seguirá creciendo, habrá más audiencia y, por ende, los ingresos serán más importantes. Así es querido lector, piensan en el símbolo $ y no en decir que no se está jugando bien.
Holanda le pegó un baile a España porque la “roja” le dejó todos los espacios -tradúzcalo como que no marcó nadie- y contó con la ayuda de la terrorífica actuación de Iker Casillas. Y ojo, la “naranja”, antes de pasar al frente, acomodó su última línea y ahí mostró todo su talento.
“(Thomas) Müller es un fenómeno”, dijo el mozo del bar con alma en técnico, pero no tuvo en cuenta que la defensa de Portugal parecía la del equipo de veteranos que le dio todos los espacios para que marcara goles. Costa de Marfil fue el único equipo africano que ganó y lo hizo porque los japoneses le permitieron marcar dos goles casi iguales: centro desde la derecha y cabezazo en el primer palo.
“Estamos ante una nueva era de fútbol ofensivo”, justifican sin ponerse colorados. Esa es una patraña tan grande como la cantidad de fernet que corrió en Coapacabana en los últimos días. Y Brasil lo sufrió en carne propia. El dueño de casa es uno de los equipos más ofensivos pero se topó con un México sólido en defensa que lo anuló por completo. Por eso, no se deje engañar con el verso del espectáculo, simplemente, apueste por los seleccionados que son sólidos en todas las líneas.